Érase una vez a comienzos del s. XVI un cardenal, Alejandro Farnesio, convertido en el papa Pablo III en 1634. Ordenó construir un palacio que debía ser el más bello de Roma. Para ello se erigirían a los mejores arquitectos y pintores de la época, Así nacería el Palacio Farnesio que con el paso de los siglos se convertiría en la residencia oficial del hijo de Pablo III, Duque de Parma así como de sus descendientes.
Ya el s. XVII el palacio se convirtió en residencia de los embajadores franceses, constituyéndose en embajada oficial poco antes de la reunificación Italiana en 1874.
El cardenal mandó comprar una vieja mansión y varias casa anexas en pleno corazón del centro histórico de la ciudad eterna que demolería comenzar su palacio desde cero. No obstante, aun se encuentran en los sótanos restos de mosaicos de mas de 2000 años de antigüedad. La construcción duró aproximadamente 75 años, desde el 1514 hasta 1589. Antonio Sangallo estuvo al frente durante los primeros 30, siguiéndole Miguel Ángel y finalmente de la Giacomo della Porta. El palacio es el máximo emblema del renacimiento Italiano. Su fachada, recientemente restaurada, de inspiración renacentista, refleja una gran armonía en sus formas, imaginadas primero por el arquitecto Sangallo y posteriormente por Miguel Ángel, a quien se deben la ancha cornisa que recorre los tejados y la logia que se abre al balcón principal.
Una vez franqueada la puerta la mirada se detiene sobre el vestíbulo de Sangallo, inspirado en edificios de la antigüedad y planta basilical con 3 naves paralelas separadas por columnas de granito. A lo largo de sus 14 metros de longitud se distribuyen nichos con bustos.
El patio es la parte que mejor recoge la idea de Sangallo. A su muerte, solo la parte baja estaba terminada, haciéndose cargo M. Ángel que aporta aun mayor ligereza a cada planta. Inicialmente todas las plantas tendrían logias abiertas pero ya en el s. XIX son cerradas por cuestiones de habitabilidad.
La escalera de honor es también obra de Sangallo y es de una y gran rampa aportando un signo de modernidad en su época. En frente de ella se encuentra el Salón de Hércules, con su impresionante grandeza y decoración. Se trata de una obra de Miguel Ángel que hizo demoler el primer plafón para doblar en altura el salón, elevándolo hasta los 18 m de altura. 300 metros, cuyas paredes están recorridas en toda su extensión de bustos de emperadores romanos. En unos de sus extremos encontramos una bellísima chimenea de Vignola con un sutil juego de policromía y coronada por las armas de los Farnesio. En el extremo opuesto una copia del Hércules Farnesio, que en su día perteneció a la familia y que atesoró en el palacio una fastuosa colección de arte que hoy en dia se encuentra en los museos de Parma y Nápoles.
La sala de los Fastos Farnesianos, actual despacho del embajador, está dedicada a ensalzar a la familia. Con sus 150 m cuadrados, sus paredes están decoradas con frescos de Salviati y Zuccaro que evocan los logros políticos, religiosos y militares del pontificado de Pablo III y su familia. Todo un testimonio emblemático de la pintura manierista.
La mas famosas de sus salas es la Gran Galería. Tras su intervención en otros salones, le es encargado a Anibal Carracci la decoración de esta estancia en 1597. La decoración relata los amores de los Dioses tal y como relata la metamorfosis de Ovidio. En su bóveda se contempla uno de los mas bellas obras: el fresco titulado “ El triunfo de Baco y Ariadna” entre trampantojos, medallones, titanes, querubines…... La galería ofrece un ejemplo extraordinario de la decoración monumental al fresco. Inspirada por la Capilla Sixtina, la galería sirvió a su vez de ejemplo para la decoración de otros palacios principescos europeos. Resulta curioso que aun siendo un palacio cardenalicio, los temas elegidos no sean religiosos sino profanos y mitológicos. A lo largo de sus paredes se abren numerosos nichos adornados con estatuas.
La fachada sobre el jardín fue la última en completarse en 1589, fue obra de Jacopo Vignola, completada por De la Porta. Se caracteriza por la presencia de una logia central en el 2º piso.
Una última intervención fue la construcción de un pequeño que sería una pequeña parte del corredor que habría de salvar el rio Tiber y que permitiese acceder hasta la Villa Farnesina, nueva adquisición de la familia y que era utilizada como lugar de descanso (igualmente disponible sobre este sitio web).
En nuestros días, y tras siglos contemplando el devenir de la ciudad eterna, el palazzo sigue siendo para los romanos el mas bello palacio de su ciudad, a lo que añaden los franceses , la mas bella embajada del mundo. Aunque actualmente sigue siendo sede diplomática, lo es en carácter de cesión durante 99 años, plazo que expira en 2035 y que permitirá a los romanos volver a disfrutar de este palacio sin restricciones, ya que las visitas hoy en día están bastante acotadas.