El actual palacio de invierno (1754-1762) es un magnífico ejemplo del característico barroco ruso. Construido para la zarina Isabel I, esta lujosa residencia fue la obra maestra de Bartolomeo Rastrelli, y posteriormente fue embellecido por otros arquitectos internacionales. Curiosamente cuando se terminaron las obras del palacio, este ya estaba "pasado de moda", pues el barroco había dejado paso al gusto neoclásico.
La planta del palacio es cuadrada bastante regular con tres patios interiores. Sus fachadas están decoradas en los típicos colores blanco y verde con ornamentaciones en oro. Las ventanas, de las que se distinguen 16 tipos diferentes, están flanqueadas por columnas y pilares en toda su longitud. A pesar de la abundancia de estatuas la impresión general es de una cierta sobriedad debido a su dimensión y a la regularidad con la que se suceden los diversos elementos decorativos.
En cuanto a los interiores, han ido cambiando a través de los años, combinando el estilo típico ruso con el gusto neoclásico. Hay que tener en cuenta que en 1837 el palacio sufrió un gran incendio que obligó a una reconstruccion casi total de los interiores. A pesar de que la decoración de los salones han sido alteradas para adecuarlas como salas de exposición, si hay algunas estancias de gran belleza. La primera que nos llama la atención es la escalera de San Jorge que constituye la suntuosa entrada al palacio. Su riqueza resulta extraordinaria con esculturas, mármoles, tallas doradas, columnas policromas, etc. Desde ella, la familia imperial contemplaba la ceremonia del bautismo en el rio Neva. La sala del pabellón servía de paso al Hermitage de Catalina II, en donde la emperatriz exponía su colección de pintura que había reunido a base de comprar las obra a nobles europeos arruinados.
Esta sala, con un paso elevado, es de un acentuado gusto neoclásico y esta adornada con columnas de mármol y numerosas lámparas de cristal. Es necesario atravesar esta sala par llegar a otra bella estanciaa, el pequeño teatro que Catalina II encargo a Quarengui, y que en la actualidad se sigue utilizando. La sala de los escudos, con columnas dorada se utilizaba para las recepciones de la corte. La sala de malaquita (1839) se caracteriza por las 8 columnas y pilares de malaquita y por algunos insólitos objetos de este material, lo que la convierte en una de las mas hermosas y originales del palacio. En este palacio existen dos salones del trono. El mayor de ellos, llamado de San Jorge, era utilizado en las grandes ceremonia de la corte y estaba decorado con un trono bajo solio, mientras que las paredes estaban recorridas por 44 columnas corintias de marmol con capiteles y basas dorados. El otro salon del trono es más pequeño y se situó cerca del anterio. Fue construido en 1833 en honor de Pedro el Grande. Cabe destacar que todas estas salas fueron nuevamente destruidas en el s.XX y que posteriormente han sido restauradas hasta el mínimo detalle.
La plaza frente al palacio, obra de Rossi, destaca por el imponente arco del triundo que aunque proyectado un siglo despues que el palacio, nos permite ver que tanto Rastrelli (arquitecto del palacio) como Rossi pensaban en un mismo proyecto escenográfico y conmemorativo del poder imperial. En la actualidad, el palacio junto con otros cuatro edificios forma el museo del Hermitage, uno de los primeros del mundo tanto por su extensión (24 Km de galerias) como por obras. Esta palacio es hermoso arquitectónicamente hablando, y nos sirve para comparar el distinto gusto entre el este y el oeste de Europa, ya que por ejemplo se construyo al mismo tiempo que el palacio real de Madrid y mientras que el primero se basa en la ya atrasada y caduca estética barroca, el palacio español va abriendo paso el nuevo gusto neoclásico.