Pavlovsk, que suele ser muchas veces infravalorado por los turistas que a menudo se dan prioridad a otras residencias como Tsarkoye Selo o Peterhof, encierra un conjunto de palacio y parque que constituye la mayor actuación artística de Rusia de finales del S.XVIII, siendo visitado por más de 1,5 millones de turistas cada año. Fue la residencia de verano del Zar Pablo I está situado a 30 km al sur de San Petersburgo y a unos 3 km del conjunto de Tsarkoye Selo.
El 12 de diciembre de 1777, la emperatriz Catalina II, para festejar el nacimiento del nuevo heredero, su primer nieto e hijo del Gran Duque Pablo, ofreció a este y a su esposa María, una vasta extensión de terrenos a orillas del rio Slavianka. En la primavera del año siguiente ya se empezó a preparar el terreno en lo que debería ser la residencia oficial del heredero al trono. Es en 1880, cuando Catalina II encarga a su arquitecto preferido, Charles Cameron, el diseño del palacio, cuyos trabajos de alzado comenzaron al año siguiente. El estilo que se impone es el paladiano siguiendo la moda imperante en Inglaterra, de donde Cámeron es originario. No obstante, hubo diversas discrepancias entre todas las partes, por una parte Cámeron estaba acostumbrado a no reparar en gastos pero en esta ocasión el presupuesto fue bastante limitado.
Por otra parte también tuvo problemas con los príncipes herederos, pues estos, que habían viajado por toda Europa tomando ideas y comprando miles de objetos para decorar el palacio, deseaban un tipo de decoración menos ostentosa y colorista, alejándose todo lo posible del estilo decorativo imperante en la corte de su madre Catalina, a la que literalmente detestaban. El arquitecto a su vez protestaba porque los grandes duques no le consultaban antes de comprar elementos decorativos tales como chimeneas, tapices, esculturas, etc.
En el año 1886, Cameron termina su intervención en el palacio, y Pablo contrata a Vicencio Brenna quién creo gran parte de los interiores a gusto de la real pareja. La fascinación de Pablo con todo lo militar influyó decisivamente a la hora de decorar este su palacio de Pavlovsk con un estilo marcial. Maria Feodorovna, su esposa, también influyó en la arquitectura y los interiores en Pavlovsk, aunque su estilo mas refinado y personal contrasta con la de su marido.
Una vez que Pablo ascendió al trono, se hizo necesaria la ampliación del palacio, lo cual se hizo añadiendo dos alas laterales semicirculares rematadas en sus extremos con sendos pabellones y una capilla.
Poco tiempo después el zar fue asesinado y su esposa María se retiró a este palacio aunque poco tiempo después se declaró un incendio que destruyó la mayor parte del palacio. Para su reconstrucción la emperatriz viuda hizo volver a Quarenghi que anteriormente había tenido alguna intervención en el palacio, para que recreara las decoraciones originales, e incluso las mejorase. Así mismo llamó a Carlo Rossi, joven discípulo de los primigenios arquitectos.
En sus interiores destaca el vestíbulo egipcio, decorado con doce esculturas negras que representan los doce meses y doce medallones con los signos del zodíaco, mientras que en el techo se representan las cuatro estaciones. Solo el techo sufrió grandes daños en el incendio. Este vestíbulo da acceso a la escalera principal decorada con profusión de estucos de representando armas tanto rusas como orientales de varia épocas. Destacan además dos atlantes. La rotonda italiana es la estancia central del palacio. Con dos alturas, está recorrida por nichos con esculturas de mármol y cubierta por una bella cúpula. Fue prácticamente destruida durante el incendio y era utilizada para cenas o conciertos.
Otra de las mas bellos salones es el salón griego. Utilizado para bailes y recepciones está concebido como si de un templo griego se tratase, recorrido por verdes columnas corintias entre las que se deponen nichos. Los estucos reproducen fielmente el mármol consiguiendo un escenario grandioso al que se une un bello mobiliario. En cada uno de sus extremos se encuentran otros dos bellísimas salas, casi gemelas: la de la guerra y la de la paz. Decoradas en blanco y oro, la única diferencia es el motivo de los estucos que en la segunda son instrumentos musicales, flores y frutos..
En una de las alas se encuentra la galería de pintura de forma curva, decorada en blanco y verde aunque no especialmente pomposa ya que fue concebida como un museo. La mayor sala es el salón del trono. De forma octogonal fue proyectada inicialmente como comedor. Actualmente está dispuesta como tal, pero la intención de los restauradores es la de emplazar nuevamente el trono en este lugar.
Existe otra sala reseñable, y es el dormitorio de la emperatriz María ya que tiene muchos parelelismos con el de Maria Antonieta en Verasalles, hasta el dosel recuerda a él, y es que la emperatriz quedo impresionada por el modelo francés. Como dato decir que la soberano nunca durmió en él ya que era solo de representación. Por último mencionaremos la capilla que sigue la moda imperante de S. Petersburgo de occidentalizar las iglesias teniendo una gran profusión de obras escultóricas. Como otras muchos salones destacan los dorados sobre fondo blanco.
El parque fue concebido por Cameron como un tradicional jardín de tipo inglés, salpicado con innumerables obras de estilo neoclásico diseñadas para sorprender y agradar a la vista como el templo de Apolo con una reproducción del Apolo Belvedere; el pabellón y colonada de las tres gracias; el templo de la amistad como agradecimiento a Catalina II; el puente del centauro o una pequeña fortaleza. Para la gran duquesa María, gran aficionada a al botánica, se creo un pequeño y elegante jardín de flores.
Este palacio, a pesar de sus innumerable volúmenes, pabellones y combinación de líneas rectas y curvas, forma un homogéneos conjunto junto con el parque que a pesar de sus pequeñas dimensiones produce la impresión de una soberana majestuosidad al tiempo que se integra con serenidad en el paisaje.
Tras la caída del imperio ruso, el palacio se convirtió en museo y gracias a la labor de sus conservadores se pudo preservar el patrimonio imperial. Otro riesgo al que se enfrentó el palacio fue a la invasión alemana en la segunda guerra mundial. Nuevamente los conservadores supieron salvaguardar gran cantidad de estatuas del parque enterrándolas en el terreno, aunque el palacio en si fue reducido a cenizas. 30 años después y gracias a la gran labor de las autoridades rusas el palacio va recuperando su antiguo esplendor, aunque las tareas continúan hoy en día.