Este palacio florentino situado en la orilla izquierda del Arno, entre la plaza Pitti y los jardines Boboli fue construido originalmente como residencia para el banquero Luca Pitti (al que le debe el nombre), encargando el proyecto a Brunelleschi, que inició sus obras en 1440. El planteamiento de este palacio difiere de lo que hasta ese momento se había hecho en la arquitectura civil europea, ya que hasta entonces las construcciones tenían sobre todo un carácter defensivo.
En el palacio Pitti se produce la integración de el edificio en el ámbito ciudadano, entrando a formar parte de el, a pesar de que el palacio estaba situado en lo que se podrían denominar las fueras de Florencia.
En el siglo siguiente, y ante la imparable pujanza económica de los Medici, la familia Pitti vendió el palacio a esta familia, que le confirió el esplendor del que goza actualmente. Para ello encargan un proyecto de ampliación y remodelación a Bartolomeo Ammannati que consistió en la transformación del palacio en una auténtica villa de recreo. Ammannati transformó y amplió la y creo uno de los patios más bellos del Renacimiento, el Cortile dell' Ammannati, en el interior del Palacio. Las fachadas de este patio se organizan en tres pisos, separados por cornisas y rematados por una balaustrada. En él se introduce el sistema clásico de sucesión de órdenes, dórico en el primer piso, jónico en el segundo y corintio en el tercero. Igualmente se decora con el almohadillado, que se hará típico en la arquitectura civil florentina.
En el siglo XVII, el arquitecto Giorgio Vasari interviene en la construcción del llamado Corredor Vasariano. Este corredor consiste en una galería elevada que atraviesa un gran número de calles de Florencia, incluyendo el rio Arno. Fue construido con el objeto de unir el Palacio Pitti con el Palacio Vecchio traves de los Uffizi y el puente Vecchio, permitiendo a la familia Medici trasladarse libremente entre sus dos residencias florentinas (el palacio Vecchio en el centro y el palacio Pitti en las afueras) sin "descender" a las calles, evitando así posibles peligros al exponerse a la población. No obstante, este corredor cumplió otra función aún más importante: servir como galería de arte, ya que la colección de los Médici había crecido tanto, que se ideo la idea de disponerla a lo largo de este corredor para que la familia pudiera disfrutar de ella mientras atravesaban las calles de Florencia. El responsable de esta nueva función fue Cosme I de Médici, Gran duque de la Toscana, que convirtió el palacio en una pinacoteca, función que aún hoy cumple, y por la que es mundilamente conocido. En este mismo siglo, Pietro da Cortona y sus discípulos realizaron los frescos históricos que decoran las paredes del palacio. Así mismo se continúan las ampliaciones del edificio, debidas fundamentalmente a Parifi y Ruggieri.
Del suntuoso interior podemos destacar varias estancias: salón de Prometheus, Salón de San Giovanni, el salón del trono, el salón de Hércules, decorado por Pedro Benvenuti, la Logetta, salón de Marte, el salón de los lirios, uno de los mas antiguos, y la sala de Leonardo, con importantes obras de este artista.
Tras el palacio se extienden los bellos Jardines del Boboli, diseñados por Tríbolo.