Queluz es otra versión de Versalles pero al estilo portugués, un exquisito palacio rococó con formales jardines al estilo francés así como un parque y todo ello a tan solo 15 minutos del centro de Lisboa. Fue el príncipe Pedro, el más joven hijo del rey Juan V quien lo mandó contruir entre 1747 y 1752. Trece años despues, al contraer matrimonio con la futura reina María I, famosa por sus delirios de locura, y con el objetivo de convertir el palacio en sede permantente de la corte
, encargó una ampliación del mismo al arquitecto franés J.Baptiste Robillon quién con el diseño del pabellón que lleva su mismo nombre culminó uno de los ejemplos del barroco tardio portugues. Con sus colores rosado y blanco, está repleto de ventanas, balaustradas y columnas que se mezclan en una profusión barroca abrumadora.
El palacio está dividido en dos alas, cuyo cuerpo central se abre por un lado a una plaza de forma semicircular que alberga en uno de sus lados las cocinas y estancias domésticas, mientras que por el otro se encuentra el palacio propiamente dicho, rematado con una capilla coronada por una característica cúpula en forma de bulbo y que albergaba los aposentos reales. Ya en la zona residencial, el palacio se divide a su vez en dos alas asimétricas que se abren al jardín y en cuyo centro encontramos la gran entrada ceremonial y verdadero emblema del palacio.
La edad dorada de Queluz no fue muy extensa ya que poco tiempo después, la familia real hubo de poner rumbo a Brasil como consecuencia de la invasión napoleónica. Duante la misma, el palacio sufrió importantes daños, así como durante un incendio declarado en 1934, aunque sus salas fueron restauradas.
A medida que uno se acerca por la carretera que conduce a él, el volumen del edificio lo hace parece insignificante pero la modestia portuquesa desaparece en el interior. Los huespedes reales entraban en el edificio por el jardín y subían la pomposa y original Escalera de los Leones. Empezando por los antiguos salones, lógicamente, el Salón del Trono es la parte más lujosa con sus imponentes arañas de cristal veneciano, techo sostenido por cariátides y recubierto de oro al igual que las paredes. Fue también usado como capilla, salón de baile y teatro. Compitiendo en lujo está la Sala de Embajadores, también llamada Salon de los Espejos por la colocación de los mismos simétricamente con las ventanas que lo recorren en toda su extensión. Fue usada para las grandes recepciones de la corte y su opulencia se consigue gracias a los estucos y maderas doradas de sus paredes y a su techo al trompe l'eoil (trampantojos) que representa a la familia real durante un concierto.
El Dormitorio del Rey, donde nació y murió Pedro IV, es también llamado Sala de Don Quijote porque las puertas y parte de sus muros están decorados con escenas del Ingenioso Hidalgo. Una de sus peculiaridades es que siendo de planta cuadrada, la decoración consigue darle un aspecto circular. Como nexo de union con la ampliación del palacio se encuentra el Corredor das Mangas, el único que se salvó del incendio de 1934, llamado asi por las tulipas de cristal de los candelabros que adornan esta estancia. Es así mismo llamado Corredor de los Azulejos ya que está cubierto por estas lozas azules tan características y a la vez bellas del arte decorativo luso.
A todas estas estancias se unen otras muchas con una decoración neoclásica como pueden ser: el Tocador de la Reina con su decoración rococó policromada de telas y papel maché que representan imágenes infantiles que hacen referencias a las fases del baño; la Sala de Merienda con sus paneles representando escenas galantes de picnics así como cuadros de naturalezas muertas en las sobrepuertas; la Sala del Despacho o los aposentos de la princesa María Francisca con una exquisita y delicada decoración..
Los jardines, otro de los motivos de orgullo de Quluz, están divididos en dos parterres: el de Neptuno y el de Malta. Se extienden entre las dos alas del palacio con profusión de flores y arbustos recortados de formas caprichosas. Algunos magnolios enormes atenúan la rigidez del conjunto. En las cercanias hay huertos de naranjos suficientes para abastecer de mermelada a una reina. Las fuentes del jardín tienen una estatuaria soprendente que representan por ejemplo montruos marinos con cara de perro pequinés. Cierto es que a principios del siglo XIX había en el parque Queluz, a la sazón zoológico real , no solo perros sino leones, lobos y docenas de otros animales vivos.
Queluz tiene otra atracción insólita y es un rio artificial. En efecto, por los terrenos del palacio pasa un canal de desviación cubierto de preciosos azulejos. Cuando alguno de los residentes de la realeza quería dar un paseo en bote, se cerraban las esclusas y subía el nivel del agua.
Hoy en día el palacio cumple las funciones de residencia de los Jefes de Estado extranjeros que son hospedados en el pabellón llamado de la Señora María, siendo asi mismo utilizado en otras ceremonias oficiales . El visitante también puede disfrutar del palacio no solo con su visita, sino que además puede quedarse a comer en la cocina real, hoy restaurante. Con sentido lógico, se ha dado al recinto el nombre de "Cozinha Velha" (cocina vieja). En él podremos además ver utensilios gigantescos de otros tiempos.